Quiero compartir contigo la historia de Lorena Rodríguez, de Tebelchia un pueblito a 40 minutos de Puerto Vallarta. Durante 11 años atendió su propio restaurante de mariscos “Arcoiris de California” al que acudían comensales de los poblados vecinos. Pero hace tres años se fue, como toda su familia, en búsqueda del sueño americano.
En California trabajó como recamarera en un hotel y ahí estaba muy feliz ahorrando en dólares, pero en mayo pasado un fuerte dolor en la espalda le impidió continuar con su labor diaria.
Primero comenzó a auto medicarse con todo tipo de analgésicos, después se rindió y fue de una médico a otro. Sin papeles, sin seguro y sin un diagnóstico, se dio cuenta que tenía que regresar a México para encontrar la razón de ese intenso dolor que ya no la dejaba ni de día ni de noche.
En julio pasado perdió la movilidad de su pierna izquierda y con ello la posibilidad de caminar. En Puerto Vallarta visitó varios hospitales hasta que un muy buen médico privado le detectó un tumor retro peritonial alojado en la parte baja de su columna vertebral. Para ese entonces ya se había acabado sus ahorros y la orden médica fue que se dirigiera al Hospital Civil de Guadalajara y ahí le hicieran una biopsia, pues no había tiempo que perder.
Gracias a una amiga, que es beneficiaria de Galilea 2000, A.C. pues tiene cáncer cervico uterino, Lorena llegó directamente al albergue acompañada de su mamá y de su hermana Carolina. En el Hospital fue rápida y eficazmente atendida; se le hizo la biopsia, pero había que mandarla a un laboratorio privado y no había recursos. Ese fue el primero de varios apoyos económicos que Lorena ha podido recibir de Proyecto IMMI.
Dos estudios más fueron necesarios, un gamagrama y un eco pélvico para buscar rastros de cáncer ahí…pero ¡gracias a Dios está limpia esa zona! Y ahí estuvo IMMI para apoyarla. Ahora hay que hacer dos nuevos estudios: se trata de profundizar aún más en la biospsia mediante una inmuno histo química y por otro lado, trae una tos muy molesta que le interrumpe al hablar y justo este martes se le ha ordenado un estudio más. “Pero ya me da pena pedir el apoyo, no quiero que crean que soy una conchuda”, me comenta Lorena.
El 18 de este mes iniciará sus quimioterapias y radiaciónes. Cinco meses tuvieron que pasar para que llegara el día de atacar un feroz tumor que la tiene tumbada en una cama de Galilea 2000 y como ella misma me dice: “viajando a la realidad del dolor físico, que al llegar a lo insoportable te enferma tus emociones también; pero lo que me sostiene es mi FE en DIOS y el amor y apoyo de mi familia, de mi mamá y de mi hermana Carolina que ya tiene un mes aquí conmigo, que dejó en el pueblo a su esposo y a su hija de 3 años para venir a cuidarme, que no se separa de mi un instante” .
“Y aquí estoy…confío en Dios…tengo ganas de vivir y voy a vivir”.
He conocido muchas “Guerreras” a lo largo de estos años…pero con Lorena me quedo sin palabras. Tiene una alegría y una energía que te contagia. Su fuerza es muy grande. Está llena de luz. Su actitud es edificante y su FE conmueve. Me despido de ella diciéndole: “Ojala que la voluntad de Dios coincida con la nuestra»
Lorena Rodríguez luchó hasta el final como gran guerrera. Su breve paso por Galilea 2000, A.C. como paciente con cáncer, dejo un fuerte testimonio de FE y amor a Jesús . Lorena iluminaba el espacio que ocupaba, era un ser muy especial. Ayer partió al cielo, dejando a sus padres, hermanos, familiares y amigos sumidos en un profundo dolor, pero con la certeza de que ha recibido ya su corona. Murió rodeada de mucho amor, el mismo que ella daba a manos llenas. Damos gracias por haberla conocido y pedimos al cielo consuelo para todos sus seres queridos.